lunes, 16 de febrero de 2009

Podría llamarse Mujeres de Barcelona

Este sábado quedé con amigas secuestradas por sus hijos y por sus maridos que ya no veo con tanta frecuencia. Y cuando nos vemos, como que se habla de tapicería fina, modelos de pañales y las mejores combinaciones de frutas para obtener hermosas cacas de bebé. Normalmente mi sensor de regulación de la salud mental se activa y me desconecto por completo, quedándome con ráfagas de información que me lleva a conectar lámparas con papillas de fruta, como si tuvieran una relación íntima (nunca se sabe).
El sábado, milagrosamente, este grupo de mujeres equilibradas y dueñas de sus vidas aparcaron a sus maridos y a sus hijos. Y quedamos. Allí no entró nadie que no llevara sujetador. Entonces, también milagrosamente, surgieron temas muy interesantes, que no se acostumbran a cotizar con los maridos mediante.
Ligues fallidos, infidelidades, modelos de potitos (vale, este no se lo saltaba ni un gitano) y la avalancha de consumismo que nos visita un día sí y al otro también.
Salí de allí bien informada, feliz y pensé que se había realizado un rodaje invisible de una película de Ventura Pons: Mujeres de Barcelona.
La lástima es que no nos adentramos en materia de sexo, un tema tan Ventura ni en dudas de orientación sexual, incesto o fantasías de prácticas en grupo.
Quizás en el próximo encuentro lleguemos al meollo de la cuestión. Aunque si estamos hablando de potitos multivitaminados, todavía nos queda un trecho.

2 comentarios:

edujante dijo...

y entonces qué?



Ganas de tener un churumbel?



;)

Anónimo dijo...

de momento un mini Pepe como el tuyo me encantaría!!